lunes, 26 de mayo de 2008

El tamaño si que importa


Lleva años anunciándose este proyecto. "Meg", una historia que gira en torno a un monstruoso tiburón de dimensiones disparatadas que al parecer ronda los 16 metros de largo y que como se puede apreciar en una de las pocas imágenes promocionales que existen, es capaz de zamparse un helicóptero de una sola tacada. La novela de Steve Alten del mismo título vio la luz hace ya más de diez años y desde entonces, varios han sido los directores que han sopesado hacerse con el proyecto. Se dijo en su día que Roland Emmerich ("10.000") se iba a encargar del film pero finalmente, el que parece que está detrás del asunto es Jan De Bont ("Speed"). En un principio se dijo que lo iba a dirigir pero últimamente, su nombre ha desaparecido de la lista de director y se ha quedado como mero productor. De momento, no se sabe nada de un posible director ni de un reparto y sólo hay un guión de Shane Salerno, responsable de entre otras maravillas, "Armageddon" y ""Alien Vs. Predator. Requiem". De modo que o llega un buen director y hace los, con toda seguridad, ajustes necesarios al guión, o me veo venir un nuevo pastel preñado de efectos especiales y una camapaña de marketing de esas que quitan las ganas de ver lo que se está anunciado.

1 comentario:

Antonio Rentero dijo...

La novela estaba muy bien, la leí cuando salió y sigo guardando buen recuerdo de ella.

El título, aclaro, proviene de la contracción del nombre taxonómico del gran tiburón blanco, "Megalodon carcharodon" que sería la versión XXL del actual tiburón blanco, el "Carcharodon carcharias". Se supone (en la novela) que el pececito es un ejemplar de orígen criptozoológico, vamos, una especie de Nessie que por la gran capacidad de estos escualos para adaptarse al medio ha sobrevivido nada menos que desde los tiempos del Cretácico, cuando los dinosáurios dominaban la Tierra... y el Megalodon sembraba el terror en los mares.

Como bien dices, el resultado puede ser para salir corriendo como no llegue alguien con dos dedos de frente y se ponga al mando del proyecto.

Da miedo pensar lo que puede salir de determinadas ecuaciones en que a pesar de que la premisa sea extremadamente atractiva los resultados son merecedores de pelotón de fusilamiento al amanecer, y me referiré solo a "El sonido del trueno", más conocida en los ambientes como "El sonido del truño".