jueves, 22 de enero de 2009

Una semilla muy mala, pero que muy mala


Hacía tiempo que no hacia eso de pasar por la puerta de un cine, mirar la hora y pensar, ¿qué pondrán a esta hora? Esta ocurrencia me ha llevado a ver todo tipo de títulos, desde cine independiente hecho en Irán, hasta cine de acción supuestamente desenfrenada manufacturado en Hollywood. Cuento tomo ese tipo de decisiones se que no hay trucos que valga. La película que antes empiece, a esa que me meto.
El otro día retomé esa sana aunque arriesgadísima costumbre. Me acerque a la cartelera y comprobé que la película que estaba a punto de empezar era una tal "La semilla del mal". Algo había oído de esa película; rollo niño diabólico, y algunas imágenes ciertamente impactantes aunque terriblemente condicionadas por "El exorcista" (ese personaje andando a cuatro patas con la cabeza vuelta del revés). Pero bueno dije ello, de riesgos también vive el hombre.
Yo generalmente, cuando me meto a ver una película, por desconocida e insensata que sea, siempre procuro memorizar el nombre del director, bien para crucificarlo o para seguirle la pista. En esta ocasión se me pasó tan importante detalle. Craso error. Porque si me hubiera percatado de que el responsable de "La semilla del mal" era David S. Goyer hubiera preparado mi estómago para una dieta nada dietética.
¿Que quien es David S. Goyer? Pues bien, el señor Goyer es el guionista de lindezas tipo "Kickboxer 2", "El cuervo. Ciudad de Los Angeles", "Blade I, II y III". Ya se que hay quien defiende la serie "Blade", pero un servidor sólo salvaría la segunda entrega por eso del tono extra-gótico que le imprimió Guillermo del Toro, pero en general me parecen unas películas bastante insoportables. Goyer también ha escrito los guiones o las historias de "Dark City", "Batman Begins" y "El caballero oscuro", películas ciertamente más estimables, pero que en los tres casos venían firmadas por otros guionistas que a buen seguro, pulieron las salidas de todo de Goyer.
Pues bien, dicho esto, hacía tiempo que no veía una película tan mala como "La semilla del mal", un film que además peca de un exceso de estímulos terror, me explico. La película empieza con una pesadilla, esto es, entorno onírico, suspense en cresccendo, y golpe de impacto, ósea, un susto. Todo lo típico que se quiera pero moderadamente efectivo. El problema de "La semilla del mal" es que escena tras escena, y casi sin excepción, el film va repitiendo este esquema una y otra vez. ¿El resultado? De entrada, dos. Primero, que debido a la propia saturación de los impactos, sus efectos vayan en acusado descenso conforme avanza la película. Y segundo, la constante sensación onírica que transmite el film traslada al público a un entorno y irreal, de pesadilla, lo que unido a personaje completamente planos, sin pasado ni interés, al final "La semilla del mal" no te la crees, porque todo es demasiado pretendidamente extraño y porque no hay ningún interés en torno a los personajes. ¿Conclusión de todo esto? Aburrimiento, mucho aburrimiento.
Por si todo esto fuera poco, el personaje, digamos, diabólico del film, un niño con aspecto zombificado, no provoca la menor inquietud, la historia de un espíritu del folklore judío que salta de cuerpo en cuerpo para matar a no recuerdo bien a quien ni por qué, carece de todo fundamento y no digamos de originalidad y la consabida investigación de la protagonista, eso si, muy guapa ella (Odette Yustman), es tan previsible que sólo puede provocar el bostezo. ¿Resultado? Un escasa hora y media que parecieron seis horas interminables. Golpe de efecto tras golpe de efecto, uno termina por evadirse y preguntarse qué narices hacían entre 8 y 10 personas en una sala tan amplia viendo semejante castaña a las siete de la tarde. Y claro, me dije yo, ¿y yo qué? Los riesgos de ser un cinéfilo.

3 comentarios:

El chache dijo...

Si es que eso te pasa por hacer esas heroicidades.
Al precio que esta el cine, yo no me puedo arriesgar a hacer eso que dices.
Un saludete

Kenny dijo...

Acabas tu entrada diciendo: "Los riesgos de ser un cinéfilo".

Creo que, más que de cinéfilo, en este tipo de ocasiones se peca de cinéfago. No obstante, considero que ambas filias van cogidas de la mano.

De hecho, en mi caso, creo que no podría amar el cine si no hubiese visto películas a las que incluso la etiqueta "serie Z" se les grande.

Un saludo, Ramón

Ramón Monedero dijo...

Más que heoricidad aquello fue una insenstez, de todos modos, ese tipo de ocurrencias me han llevado a ver películas fantásticas que de otra forma, quizá no hubiera visto jamás. Pero si, lo cierto es que en la mayoría de los casos, siempre me termino merendando una castaña. Como decía un amigo mio, de vez en cuando, también es bueno ver cine malo, no debemos olvidar porque una cosa es mala.
Tienes razón Kenny, más que una cuestión de cinéfilo es un riegso del cinéfago, toda la razón. Como todo el cine también es cuestión de eqilibrio y como decia líneas arriba, creo que debemos ver tanto cine bueno como malo o simplemente cutre, porque el cine no es solo Lang o Hitchock, hay también mucha basurilla que creo sinceramente, debemos ver.
Un abrazo a los dos.